
Un 23% de los navarros mayores de edad (cerca de 130.000 personas) necesita o tiene pensado acceder a una vivienda en los próximos años, según indica una encuesta encargada a Cíes por la Asociación de Consumidores de Navarra Irache. Este porcentaje de población demandante de vivienda es mucho más alto entre los menores de 30 años, donde la demanda alcanza a la mitad de las personas -50%-. Por zonas de residencia, la necesidad de vivienda solo es ligeramente menor en las localidades de menos de 5.000 habitantes -18%-.
Entre las personas que necesitarán vivienda, casi la mitad -48%- quiere adquirirla en propiedad, un 23% piensa en vivir de alquiler, un 17% la quiere comprar como segunda residencia y el 11% pretende usarla como inversión.
Navarra, donde más subió el precio
El precio de la vivienda libre se disparó una media del 8,4% en 2024, más del doble que el año anterior y su mayor repunte desde 2007, cuando subió un 9,8%, según el Índice de Precios de Vivienda (IPV) del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Con la subida de 2024, el precio de la vivienda libre encadena once años consecutivos de incrementos. Navarra fue, junto con Andalucía, la comunidad con mayores incrementos medios en el precio de la vivienda (10,4%).
En febrero, el censo de demandantes de vivienda protegida registraba 20.800 solicitudes en Navarra, el doble que hace cinco años. La escasez de vivienda asequible hace que esta oferta solo cubra el 8% de la demanda de compra y el 1% de alquiler.
Más pisos disponibles
En una situación de alta demanda y oferta insuficiente, los precios para acceder a vivienda no paran de subir. En ese contexto, la Administración debe trabajar con determinación para que haya un mayor número de viviendas a disposición de los ciudadanos.
En primer lugar, se debe potenciar la promoción de vivienda, para conseguir cubrir una mayor parte de la demanda ciudadana. En segundo lugar, se debe trabajar para que el precio a pagar sea asequible para las personas que necesitan un piso. Esta adecuación del precio a las posibilidades económicas del consumidor se debe dar siempre, pero especialmente en los jóvenes, adaptando las rentas a sus posibilidades económicas actuales, y a las familias o personas más vulnerables, para permitir que tengan donde vivir mientras se trabaja por solucionar su situación de vulnerabilidad.
Para ello, sería necesario aumentar notablemente la promoción de viviendas protegidas que moderen el precio de los inmuebles y los hagan más asequibles a los demandantes, y simultáneamente potenciar la construcción de viviendas libres.
Alquiler como fórmula de un primer acceso
En esta línea, Irache lleva tiempo apostando por el alquiler como fórmula complementaria de acceso a la vivienda, especialmente en un primer momento, para conseguir emanciparse de casa de los padres. Debe ser un alquiler asequible para favorecer que puedan acceder a él estos jóvenes y también las familias con ingresos más limitados. Por ello, se deben ofrecer ayudas para el pago de la renta, tal y como se hace, pero siempre asegurándose de que son adecuadas a la situación económica de los solicitantes y poniendo las medidas para evitar posibles fraudes.
Profundizar en el alquiler con opción a compra
Junto a ello, puede ser conveniente profundizar en la fórmula de alquiler con opción a compra. Esta fórmula permitiría a los jóvenes poder independizarse, pagar por el alquiler unas rentas asequibles a su situación y, además, saber que estas rentas no caen en saco roto, sino que podrían en un futuro ayudar a adquirir el inmueble en propiedad. Quizá se podría estudiar que esta acumulación de rentas se pudiese aplicar a un banco público de viviendas, no solo a la que ocupan como inquilinos. De esta forma, la concepción del alquiler podría evolucionar desde una pérdida de dinero hacia el de una solución inmediata que también es una inversión a largo plazo.
Rehabilitación para un mejor aprovechamiento de viviendas existentes
Junto a una mayor promoción de viviendas asequibles, también hay que fomentar la rehabilitación de las viviendas. Se trata de conseguir un mejor aprovechamiento de los recursos existentes y lograr que viviendas con años de antigüedad mejoren sus estándares de confort, habitabilidad y sostenibilidad para conseguir mejorar el bienestar de los actuales residentes y poder ponerse en el futuro en el mercado.